martes, 14 de abril de 2009

un largo viaje

Pues parece que le estoy cogiendo gustillo a esto de escribir. A ver si me dura. Espero que sí.
Las dos últimas entradas no tienen nada que ver con el libro... O sí.
Quiero decir que no son capítulos del libro, pero ya os había comentado que también iría intercalando cosillas que se me fueran ocurriendo, siempre desde el mismo punto de vista que intento transmitir.
El tema de las canciones sigue en pie y espero que poco a poco vayáis añadiendo temas a la lista.
Bueno, dejo un momento de lado mis elucubraciones mentales y vuelvo al que se supone que iba a ser el hilo conductor del blog. Espero que este (el blog) sea también...

UN LARGO VIAJE

Un tratamiento para controlar el peso es como un viaje, pero no un viaje cualquiera, sino un largo viaje.
Tenemos que tener en cuenta que no es cuestión de caminar un día, ni una semana, ni tan siquiera un mes. Es más, no tenemos que dejar de caminar, ya que una vez que hayamos perdido el peso que nos sobraba, deberemos seguir caminando para mantener el resultado obtenido.
Como en todo viaje, hemos de ir cumpliendo etapas y como en todo viaje en etapas, unas nos costarán más esfuerzo o más tiempo y otras, en cambio, menos. Pero todas las tenemos que acabar.
Siguiendo con el símil de los viajes, una forma de explicar a mis pacientes cómo se tienen que plantear el seguir una dieta es la siguiente :
Seguir una dieta es como ir avanzando por un camino que lleva una dirección determinada. Podemos pararnos a descansar o a contemplar el paisaje, pero seguimos en el camino y después de la parada continuamos en la misma dirección. Podemos salirnos del camino (saltarnos la dieta) para coger setas o flores o para aliviar nuestras necesidades fisiológicas y eso no detiene nuestro viaje (acaso lo retrasa) si después volvemos al camino y seguimos nuestra dirección.
El problema surge cuando nos liamos con las setas o el paisaje, nos perdemos en el bosque y no sabemos o no podemos volver al camino (es decir, abandonamos la dieta). Precisamente aquí es donde comprobamos la utilidad de un guía que nos acompañe y dirija nuestra marcha y en el camino del adelgazamiento, qué mejor guía que un médico o dietista.

¡Ah! Y Felices Pascuas

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado José Antonio, de manera casual he visto mi correo basura (no sé por qué narices te han enviado allí, si tu eres todo lo contrario) y me ha llegado la noticia de tu blog.
Felicitarte por la iniciativa y ya iremos charlando que sabes que por motivos de trabajo (si te digo que trabajo en revistas de alimentación supongo que ya me ubicas) hablo sobre las numerosas virtudes de esos alimentos que, considero, los grandes desconocidos de los médicos y dietistas (jamón ibérico, embutidos, leche, que no soja, y pescado). Uniéndolo con tu última reflexión podría decirte que estos alimentos, son esas 'setas y moras del camino' que, si fuera el caso de que éste tuviera muchos kilómetros, tal vez podrían ayudarnos a 'agarrar fuerzas' para seguirlo (eso sí, teniendo por seguro que algunas de estas setas pueden ser venenosas).
Querido amigo, simplemente es una pequeña reflexión, que espero surjan más a lo largo de tu andadura como 'blogger' o como decimos los riojanos bloggero. Suerte.
Diego.

Fernando Iglesias dijo...

Enhorabuena doc, pienso seguir tu blog para ver si ese quiero adelgazar, se convierte en un he podido adelgazar.

Anónimo dijo...

En Santa Lucía los almendros están pletóricos de flores y, tras estas últimas lluvias, seguro que unas cuantas setas, luego vendrán las moras, las frambuesas y los higos. Habrá que aprovechar estos días de trabajo en Logroño para avanzar en la senda marcada y ganar todo el terreno posible. Saludos.
Guillermo.

Jose dijo...

A ver, por partes...
A los tres: Espero que este sea el comienzo de un "largo viaje" juntos.
Fer: Si consigues el "he podido" y yo te he podido ayudar en algo, los dos tan contentos.
Y a mis dos amigos periodistas (ya se os nota al escribir, ya)espero aprender mucho de vosotros...(Santa Lucía tiene que estar precioso y el jamón ibérico riquísimo...)
Por cierto, Diego, a tu madre casi se le saltan las lágrimas cuando lee lo que escribes (ya la conoces.Cuídala)