domingo, 31 de mayo de 2009

¡he podido!


Si hace año y medio alguien me hubiera dicho que a estas alturas iba a ser capaz de correr casi dos horas seguidas, le habría preguntado que qué había bebido. Nunca me ha gustado correr. Siempre he dicho que correr es de cobardes, pero también oí en una ocasión que la diferencia entre el valiente y el cobarde es que ante la misma situación, los dos corren, pero uno hacia delante y el otro hacia atrás. A lo mejor estoy huyendo de algo, pero todavía no sé de lo que es.
El caso es que en enero de 2008 empecé con mi hermano en esto del running y ayer corrí la media maratón de La Rioja. La hice en 1:54:27 (oficialmente en 1:54:49 desde que dan el pistoletazo de salida, pero yo cronometré desde que pasé por la línea de salida). Mi primer y principal objetivo era terminarla… y lo conseguí. Mi segundo objetivo era aproximarme y si era posible, bajar del 1:50 y no pudo ser, pero no me importó. No me importó porque hasta el kilómetro 14 estuve intentando “tirar” de mi amigo Dani, que estaba tocado por una gastroenteritis que había tenido 2 ó 3 días antes, hasta que llegado a un punto me dijo que siguiera mi ritmo porque pensaba que se iba a tener que “bajar” de la carrera. Al final Dani, muy maño él, terminó la carrera por auténtico pundonor en 2 horitas. ¡Aupa, Dani!
También corrían mis amigos Rubén y Ramón, compañeros y colegas de fútbol-sala, que aunque pensábamos que harían un crono algo mejor, acabaron en 1:53. Lo cierto es que hizo un calor achicharrante. Comenzamos la carrera con casi 30 grados y eso hizo que las marcas fueran algo peores que las que esperábamos (bueno, menos los profesionales; cuando me doblaron los keniatas –el primero terminó en 1:02:37- parecía que iban en moto). Yo sobreviví gracias a la cantidad de agua que me fui echando por encima, tanta que al final llegué tan mojado que parecía que me había caído a una piscina.
El recorrido estuvo muy animado por el público y había mucha gente conocida (familiares, amigos, compañeros y pacientes) que me animaron. Gracias a todos. Así da gusto. Parece que cuando te jalean y aplauden se te acelera el paso.
Al final, todo “positivo”. Conseguí terminar la carrera, eché una mano a un amigo, compartí esfuerzo con otros amigos y un montón de corredores, me sentí arropado por la gente que me animó, vi recompensado mi esfuerzo de año y medio de preparación y aunque al llegar a meta lo hice bastante cansado, con una sonrisa en los labios pensé ¡he podido! Y no veáis lo bien que sienta eso.






viernes, 29 de mayo de 2009

¿qué has perdido?

Me gustan los chistes. Lo siento. No sería yo si no contara alguno y no voy a aguantarme la tentación. Ahí va.

- Llevo quince días a dieta
- Y ¿qué has perdido?
- Dos semanas

Corto, pero intenso. Además viene como anillo al dedo para ilustrar lo que les pasa por la cabeza a muchas personas cuando siguen una dieta de adelgazamiento.
Mi consejo es que cuando alguien os pregunte ¿qué has perdido? cuando estáis intentando adelgazar, vuestra respuesta sea: NADA.
¿Sorprendidos? Ahora os lo explico (pero en serio, que no es otro chiste).
Si lo pensamos detenidamente, cuando estamos siguiendo un tratamiento de este tipo, no estamos perdiendo nada. Todo lo contrario. Estamos ganando en salud, en encontrarnos mejor, en vernos mejor cuando nos miramos al espejo, en hacer mejores digestiones, en descansar mejor, en encontrarnos más ágiles, etc., etc., y todo eso redunda en sentirnos mejor con nosotros mismos y en alegría de vivir.
Insisto. Si alguien os pregunta ¿qué has perdido?, contestad: “Nada. Solo he bajado peso. Todo lo demás lo he ganado”.
Meditad sobre ello. Si os sobra peso, no perderéis nada intentando perder lo que os sobra. Sólo tenéis que ganar. Seguramente me daréis la razón.

somos uno (va de fútbol)

Después de la final de la liga de campeones, hoy yo también voy a hablar de fútbol (hombre, no iba a ser menos que nadie ¿no?).
Me gusta el fútbol. Más jugarlo (con los amigos) que verlo, pero también me gusta ver un partido cuando se juega de verdad, porque hay fútbol que lo más parecido que tiene con ese deporte es el nombre.
Aunque me confieso barcelonista, soy más simpatizante que hincha. Lo que quiero decir es que no me quita el sueño el que pierda y que no dejo de hacer otra cosa por ver un partido. Es más, muchas veces no me entero ni de como han quedado.
Pero ayer (ya anteayer) sí vi la final de la champions, aunque llegué a donde había quedado con mi hermano y unos amigos cuando faltaba un cuarto de hora para terminar el primer tiempo, lo que confirma lo que os decía de que no “pierdo el culo” por ver un partido aunque sea la final de la champions.
La verdad es que independientemente de que seas de un equipo o de otro, si te gusta el fútbol, este año tienes que disfrutar viendo jugar a dos equipos: uno, el barça y otro, la selección española. Son dos equipos que de verdad juegan al fútbol. Y creo que el secreto es ese, que son dos equipos que juegan como tales, no un grupo de individualidades (que también las tienen) que actúan por su cuenta. Y eso es mérito de los entrenadores, que han conseguido que las figuras también jueguen para el equipo. Así, no solo se consigue que el grupo brille más y obtenga mejores resultados, sino también que las figuras brillen más. En definitiva, que se consigue sacar lo mejor de cada individuo para conseguir lo mejor para el grupo.
Ya veis, hemos comenzado hablando de fútbol y acabamos hablando de trabajo en equipo, de jefes y de motivación, ya que este ejemplo se puede extrapolar a cualquier tipo de trabajo o actividad en grupo o, más que en grupo, en equipo (por la connotación de colaboración entre los miembros que tiene esta palabra).
Y hasta aquí mi reflexión “positiva” de hoy.





martes, 26 de mayo de 2009

¡toma ya!

Cuando me propuse escribir el libro, una de las cosas en que pensé fue en incluir anécdotas que me habían sucedido en la consulta y que me pudieran servir para ilustrar a modo de ejemplos algunas de las ideas que quería transmitir.
Pues bien, las anécdotas se siguen sucediendo y alguna es para nota.
Esta misma tarde, un paciente (se dice el pecado, pero no el pecador) que seguramente leerá esto, ha soltado una "perla" que no he podido menos que compartirla con todos vosotros.
Después de pesarle y comprobar que la báscula no se había movido ni para bien ni para mal (yo siempre digo que no perder peso cuando estás haciendo dieta para ello es el menor de los males) me dice el tío, todo serio: "no te preocupes, que la semana que viene ya haré más de vientre"... ¡con dos c...! vamos, que el problema no era todo lo que se había pasado (que era más de lo que a él le parecía) sino que no había "descomido" lo suficiente.
"Me ha dejao pasmao".
Cuando se ha dado cuenta de lo que había dicho, nos ha entrado a los dos un ataque de risa. Y yo le he dicho lo que me dijo un amigo de la infancia cuando en una discusión se quedó sin argumentos: "Tienes razón, pero no me convences"
Y como le he prometido que esta misma noche lo iba contar en el blog, aquí queda escrito para la posteridad.

domingo, 24 de mayo de 2009

Con dos huevos (recetas 4 y 5): ESPÁRRAGOS CON HUEVOS ESCALFADOS y TORTILLA DE CALABACIN

Siguiendo con las recetas fáciles, ricas, ligeras y sanas, hoy tocan un par de ellas hechas con huevo. La prime: 

ESPÁRRAGOS CON HUEVOS ESCALFADOS 

 Necesitamos una lata de espárragos blancos, un manojo de ajetes, un huevo (o dos si son pequeños, jeje) por comensal, cebolla, aceite de oliva y jamón serrano. Se limpian los ajetes y se trocean. Se pela y pica la cebolla. En una sartén con un poquito de aceite, se pocha la cebolla, después se echan los ajetes y cuando tomen color, echamos el agua de la lata de espárragos y el jamón cortado en daditos y se deja cocer todo durante unos minutos. Se escalfan los huevos en esta salsa hasta que las claras queden cuajadas, se añaden los espárragos y se da un hervor. Salpimentar al gusto (realmente con el agua de los espárragos y con el jamón, no necesita más sal, acaso un golpe de pimienta) y servir calentito. 

 La segun me la pasa Carmen: 

TORTILLA DE CALABACIN 

 Para esta, necesitamos media cebolla, un calabacín pequeño, uno o dos huevos y una cucharada de aceite. Poner la cucharada de aceite en la sartén y echar la cebolla picada fina, dejarla que poche o ablande tapadita y despacio, luego añadir el calabacín cortado en rodajas muy finas y dejarlo (tapado también) para que ablande más o menos diez minutos. Ajustar de sal y luego mezclar con el huevo batido y cuajar una tortilla. Me dice Carmen que también se puede hacer en el microondas pero no tenemos los tiempos de cocción del calabacín. Un consejo: experimentad con la cocina y echadle un poco de imaginación. Por ejemplo, se puede cambiar los espárragos blancos por espárragos trigueros, los ajetes frescos por un bote de brotes de ajo, o no echarle ajo. Revolver los huevos en vez de escalfarlos… hacer un revuelto en lugar de una tortilla… en fin, que yo creo que no hay que ser “rígido” en la cocina igual que creo que no hay que serlo en la forma de ser y de pensar. Ya lo decían nuestras abuelas. Cuando les preguntabas por los tiempos de cocción y las cantidades de sus recetas, siempre contestaban: “no sé… que tú veas” Bueno, majetes, otra semana más recetas. Prometido.

miércoles, 20 de mayo de 2009

cambio de metabolismo

Vuelvo sobre mis pasos y aquí tenéis un nuevo capítulo de mi libro. En él comento que hay personas que esperan que al hacer una dieta “les cambie el metabolismo”.
Una de las cosas que intento explicar a quien comienza una dieta de adelgazamiento es que lo verdaderamente importante no es hacer una dieta para adelgazar, sino aprender a comer de una manera distinta a como lo hacía hasta ahora.
Si sólo hacemos una dieta para adelgazar, es probable que adelgacemos, pero es igualmente probable que, al no haber aprendido nada, una vez que consigamos llegar al peso que nos habíamos fijado como meta, volvamos a engordar por volver a los hábitos anteriores a la dieta.
Lo que tenemos que entender es que si antes de comenzar la dieta comíamos de una determinada manera y engordábamos, y al hacer la dieta conseguimos adelgazar (comiendo de una manera distinta), es seguro que si después de adelgazar volvemos a comer de la misma manera que lo hacíamos antes de comenzar la dieta, volveremos a engordar igual que lo hacíamos al principio.
Y esto es así porque al hacer una dieta no cambia el metabolismo (dicho para entenderlo, la manera en que funciona nuestro organismo), sino la manera de comer o de enfrentarnos a la comida. Parece obvio que la forma de comer que tenemos antes de comenzar la dieta no nos sirve para mantener un peso correcto. Por tanto, tendremos que aprender a comer de una manera distinta (ya no digo mejor o peor, sino distinta) para conseguirlo, pues si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos siempre los mismos resultados. Ni que decir tiene que si además de distinta, la nueva forma de comer es mejor, es decir, más coherente, sana, completa y equilibrada, los resultados obtenidos no solo serán mejores en cuanto al peso conseguido sino además en cuanto a las repercusiones que una buena y correcta alimentación puede tener (y de hecho tiene) en la salud en general.

Insisto en la idea: Si queremos conseguir resultados distintos, tendremos que actuar de manera diferente, pues si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos siempre los mismos resultados. E insisto porque esta idea (que por cierto, no es mía) es importante y válida no solo para las dietas de adelgazamiento, sino para cualquier cosa que nos propongamos cambiar a lo largo de nuestras vidas.

P.D.: ya sabéis que se admiten opiniones a favor o en contra.

domingo, 17 de mayo de 2009

camaleones

Lo que es, es. Lo que no es, no es. Lo que tenga que ser, será. Lo que no puede ser, no puede ser (y además es imposible). No hay más cera que la que arde. Las cosas son como son y como suenan. Hay que tomar las cosas según vienen. Las circunstancias van cambiando. Tenemos que ir adaptándonos a las circunstancias. O te mueves o caducas.
Las circunstancias, las situaciones, no son, en sí mismas, ni buenas ni malas. Son las que son. Así de simple. Nosotros, con nuestras actitudes, las hacemos buenas o malas. O mejor aún, las percibimos como buenas o malas. De hecho, la misma circunstancia puede ser percibida y valorada de distinta manera por unos y por otros. No tenemos más que ver cualquier debate sobre cualquier tema.
Son nuestras actitudes y nuestra capacidad de adaptación las que nos hacen disfrutar o padecer cualquier cosa en esta vida. Incluso la vida misma, que tampoco es ni buena ni mala. Es la que es. Y punto.
Puedes darle todas las vueltas que quieras. Si le das más vueltas de la cuenta, al tornillo pueden pasarle dos cosas. Si es en un sentido, se puede pasar de rosca. Si es en el sentido contrario, se suelta, se cae y se puede perder.´Y en ninguno de los dos casos serviría para nada.
No sé si me explico…



jueves, 14 de mayo de 2009

Recetas 2 y 3: MACEDONIA DE COLORES y MELON DE VERANO

Como lo prometido es deuda, en esta entrega seguimos con nuestra particular recolección de recetas “de dieta” ricas, sanas y sobre todo, sin complicaciones. No ponemos cantidades. Allá cada uno con su sentido común y el número de comensales.

MACEDONIA DE COLORES

Ingredientes:
-Fresas
-Kiwi
-Piña natural
-Naranjas
Preparación:
En un bol o en una fuente se mezclan trozos de piña, de fresas y de kiwi y se rocían con zumo de naranja. Si se desea se puede endulzar con sacarina líquida.

Es una macedonia de frutas con sabores y colores que combinan muy bien. Buena fuente de vitaminas y fibra. Un buen postre bajo en calorías con el que sorprender a vuestros invitados que también puede servir para sustituir una cena.

Y como uno es hombre (hombrecillo, más bien) de palabra, transcribo literalmente la receta que me pasa la amiga Carmen en un comentario para que no tengáis que buscarla. Como no le pone nombre, yo la voy a bautizar como

MELON DE VERANO

Dice Carmen:
“Es para el verano y de postre y no engorda.
Necesitamos un melón más bien maduro, un limón y unas hojas de menta. Como instrumentos para cocinar necesitamos la minipimer y un sacabolas (si queremos quedar bien).
Partir el melón a la mitad, pero no a la mitad de forma de balón de rugby, quitarle un poco de la base para poder apoyarlo en un plato sin que se caiga. Ir sacando bolas de melón y apartarlas, solo las bonitas, con lo que queda se tritura junto con el zumo de limón y unas hojas de menta.
Rellenar la corteza del melón con el zumo obtenido y echar unas bolas para decorar y al Frigo.
Listo, fresco y delicioso. En la imaginación de cada uno queda la presentación. Que os guste”

¿Quién dice que comer sano o comer “de dieta” tiene que ser aburrido?

domingo, 10 de mayo de 2009

Cambio de planes. Dedicado a mi hijo.




Hoy tenía intención de colgar la segunda receta, pero he cambiado de planes.
Ayer fue la Confirmación de mi hijo. Después de arduas discusiones, conseguimos que se pusiera traje y corbata. Estaba guapísimo.
Estuvimos toda la familia arropándole en un momento que yo considero y así se lo he transmitido a él que es importante en su vida. Faltaba su madre porque dos días antes tuvo un percance casero y tiene que guardar reposo una temporadita. Faltaba su madre pero solo físicamente, porque aunque estuviera en casa y en la cama, estaba también con él en la iglesia.
Tengo que reconocer que me emocioné durante la ceremonia.
Espero que sea un buen cristiano, que para mi es sinónimo de buena persona.
Yo soy cristiano y no me avergüenzo de decirlo en público aunque parece que ahora eso de ser cristiano (o decir que lo eres) no está de moda. Es lo que he aprendido a ser desde pequeño. Me he criado en una familia cristiana y en el colegio también me educaron en esa fe. Y no reniego de ello. Muy posiblemente estaría diciendo otra cosa si me hubiera tocado nacer en otro sitio. Estoy convencido de que en el fondo, en la esencia, casi todas las religiones, si no se interpretan fanáticamente, vienen a decir cosas muy parecidas aunque lo hagan de distintas maneras, con distintas palabras o con distintos puntos de vista.
Con la total seguridad de que no soy el cristiano modelo, intento (al menos eso, lo intento) vivir intentando (y valga la “rebuznancia”) no hacer daño a otros, ayudar dentro mis posibilidades, no crear ni alimentar crispaciones gratuitas, hacer la vida lo más agradable posible a los que me rodean y en definitiva, poner en práctica lo mejor que sé y puedo lo que he ido aprendiendo a lo largo de los años.
Este intenta ser un blog “positivo”. Ya dije que no sería solo un blog relacionado con las dietas, sino la expresión de una filosofía de vida “positiva”. Y creo que el mensaje de Jesús también, y fundamentalmente, es un mensaje positivo.
Por eso, Javier, si lees esto, piensa en ello y toma tus propias decisiones. A partir de ahora ya eres adulto como cristiano. Tú vas a decidir como vivir tu vida. Creo que vas bien encaminado, pero cómo vas a ser depende fundamentalmente de ti. Intenta ser siempre una buena persona. Ya sabes de lo que creo que eso es sinónimo.
Bueno, al resto, deciros que en la próxima entrega irá una receta “de dieta”. Hoy tocaba otro tipo de receta.
¡Ah! Que sepáis que en cuanto terminó la ceremonia, se quitó el traje y se puso “su” ropa.
Mis bendiciones para todos.





jueves, 7 de mayo de 2009

grandeza del alma

Nadie es dueño de tu felicidad. Por eso no entregues tu alegría, tu paz, tu vida, en manos de nadie. Absolutamente a nadie.
Somos libres, no pertenecemos a nadie y no podemos ser dueños de los deseos, de la voluntad o de los sueños de quien quiera que sea.
La razón de tu vida eres tú mismo.
Tu paz interior es tu meta en la vida.
Cuando sientas un vacío en el alma, cuando creas que aún te está faltando algo, aún teniéndolo todo, guarda tus pensamientos para tus deseos más íntimos y busca la divinidad que existe en ti.
Deja de situar tu felicidad cada día más distante de ti.
No coloques el objetivo demasiado lejos de tus manos.
Abraza a los que están a tu alcance hoy.
Si andas preocupado por problemas financieros, amorosos o de relaciones familiares, busca en tu interior la respuesta para calmarte.
Tú eres el reflejo de lo que piensas diariamente.
Deja de pensar en ti mismo y sé tu mejor amigo siempre.
Sonreír significa aprobar, aceptar, facilitar. Entonces, habrá una sonrisa para aprobar el mundo que quiere ofrecerte lo mejor.
Con una sonrisa en el rostro, las personas tendrán las mejores impresiones de ti y tú estarás afirmando para ti mismo que estás “próximo” a ser feliz…
Trabaja, trabaja mucho a tu favor.
Deja de esperar la felicidad sin esfuerzo.
Deja de exigir a las personas aquello que ni para ti has conquistado aún.
Criticar menos, trabajar más.
Y no te olvides nunca de agradecer. Agradece todo lo que está en tu vida, en cada momento, inclusive el dolor.
Nuestra comprensión del Universo aún es muy pequeña para juzgar lo que quiera que sea en nuestra vida.
La grandeza no consiste en recibir honores, sino en merecerlos.

No pensaba mal del todo ese tal Aristóteles. Sí, sí, lo que acabáis de leer no son las enseñanzas de ningún gurú moderno ni de ningún catecismo. Por supuesto que tampoco son mías, aunque las pueda tomar como propias y las expongo para que quien lo desee las tome también como suyas. Al fin y al cabo, creo que hay muy pocas ideas genuinamente de uno mismo. Más bien soy de la opinión de que nuestras propias ideas y nuestra forma de pensar las vamos confeccionando aceptando unas y desechando otras de las que nos van llegando y a mi me gustan, como podéis comprobar, las de este tipo. Estas están escritas en Grecia allá por el trescientos y pico antes de Cristo y sin embargo, siguen estando de plena actualidad.

¡Ah! y "no juzgues tan rápido" . No es de Aristóteles pero bien pudiera haberlo sido. Mira este vídeo y saca tus conclusiones.

lunes, 4 de mayo de 2009

si pierdo un par de kilos...

“Si pierdo un par de kilos en una semana, me sentiré feliz”. Esta es una frase que he escuchado en cantidad de ocasiones en una primera consulta.
La frase encierra un cierto grado de esperanza en el sentido de que comenzar una dieta y hacerlo bajando peso de manera ostensible puede animar a la persona para seguir intentándolo, pero también encierra un peligro latente, que es el intentar comparar las siguientes semanas con la primera.
Casi todo el que haya comenzado una dieta alguna vez sabe que habitualmente es en la primera semana en la que mayor pérdida de peso se observa. Fijaos que acabo de decir que se observa mayor pérdida de peso, no mayor adelgazamiento (es decir, pérdida de grasa) y eso sucede porque al comienzo de la dieta es cuando mayor movimiento de líquidos corporales hay y por eso, al eliminar más líquido, la báscula refleja mayor pérdida de peso.
De hecho, si nos paramos a pensar un momento, nos daremos cuenta que casi todas las “dietas milagro” son dietas que duran muy pocos días y que de una manera o de otra fuerzan la eliminación de líquido y, al menos aparentemente, consiguen un adelgazamiento rápido, pero en realidad no nos aportan nada bueno, ya que no nos enseñan buenos hábitos alimentarios y nos hacen perder peso por deshidratación.
Volviendo a la frase de “si pierdo un par de kilos...”, he de decir que esto del adelgazamiento no es una carrera de velocidad en la que hay que perder kilos rápidamente, sino más bien una carrera de fondo (o al menos de medio fondo) en la que influye más la resistencia y la perseverancia que la explosividad que requieren las pruebas cortas. No obtendrá mejor resultado quien más corra sino quien sepa dosificar su esfuerzo y sepa superar las dificultades y los altibajos (¿os acordáis de la fábula de la liebre y la tortuga?)
Pero no podemos pasar por alto lo más dramático de la frase en cuestión: “...me sentiré feliz”. Desde mi humilde punto de vista, esta coletilla lleva consigo un tremendo error. No podemos basar nuestra felicidad en perder un par de kilos en una semana. Acaso nos ocasione una pequeña alegría que, como decía al comenzar, nos anime a perseverar en el intento, pero de ahí a decir que por eso nos sentiremos felices o, lo que sería lo mismo (o incluso peor), que el no conseguirlo nos haga sentirnos desgraciados, va un abismo.

No haré más que insistir en que una actitud positiva es fundamental, igual que para casi todo en esta vida (y digo “casi” por dejar el beneficio de la duda) para afrontar un tratamiento para adelgazar, pero crearse uno mismo unas expectativas desmedidas, aunque sean positivas, no nos lleva a ningún sitio o, en todo caso, a sentirnos frustrados si no lo conseguimos.
Pongamos los pies en el suelo y marquémonos objetivos realistas y fáciles de conseguir, perseveremos en el intento, levantémonos si nos caemos e intentemos ser felices con todas esas pequeñas cosas que nos ofrece la vida, aunque no perdamos dos kilos en una semana. Hay cosas más importantes ¿no os parece?



viernes, 1 de mayo de 2009

libro de recetas: ENSALADA DE ALUBIA VERDE CON GAMBAS

Recojo el guante que me lanzó el amigo Diego en un comentario (en el post “intentaré contestar”) en el que me preguntaba si no creía que los médicos que nos dedicamos a esto del tratamiento del exceso de peso nos centramos mucho en las calorías sin preocuparnos del “placer del sentido del gusto”.
En mi respuesta le decía, entre otras cosas, que no es mi intención hacer un blog de recetas. Y sigue sin serlo, pero tras comentarlo concienzudamente con mis asesores (¡qué pegote! ¿eh?) creo que es buena idea la de ir colgando recetas “de dieta”. Eso sí, siempre “en positivo”, o sea, ideas muy , muy, muy, pero que muy sencillas, discretas a la par que elegantes, que sirvan para elaborar recetas atractivas sin complicarnos la vida más allá de lo estrictamente necesario.
Algunas serán adaptaciones de clásicos, otras, ideas-recetas de mis pacientes y otras (espero que muchas) las que me vayáis pasando vosotros y que iremos poniendo en común para beneficio de todos.
En esa misma respuesta ya mencionaba una que será la primera de la serie

ENSALADA DE ALUBIA VERDE CON GAMBAS.

Vamos a hacerlo a lo fácil, cocinando lo menos posible y sin poner cantidades ¿vale?
Ingredientes:
Un bote de alubia verde cocida
Gambas o langostinos cocidos
Cebolla fresca (las típicas porretas)
Aceite de oliva virgen extra
Vinagre de sidra
Sal
Ajo molido deshidratado

Preparación:
Escurrir la alubia verde y darle un par de golpes de agua debajo del grifo para eliminar el exceso de sal de la conserva. Pelar las colas de las gambas cocidas (o langostinos). Cortar en aros finos la cebolleta y mezclar todo en una fuente. Aliñar con sal y una vinagreta con poquito aceite, vinagre al gusto y ajo molido.

Buenísima. Una forma diferente de comer esta verdura y que al incorporar la proteína de la gamba, podemos usarla como primer plato o como plato único (dependiendo de las cantidades).

Por supuesto que se puede limpiar y cocer la alubia, picar ajo fresco, etc, pero lo que quiero transmitir es que el ir pillados de tiempo no tiene por qué ser una excusa para no comer rico y sano.