jueves, 23 de julio de 2009

peso ideal

Personalmente, no me gusta hablar de peso ideal. El peso ideal, según las tablas, es, habitualmente un peso bajo. Además, en muchas de esas tablas marcan como peso ideal un peso concreto y mantener un peso concreto es literalmente imposible, ya que diariamente tenemos variaciones de peso que no indican, ni mucho menos, adelgazamiento o engorde.
Es mucho más sensato acudir al concepto de peso normal y una excelente manera de saber cual es el peso normal es calcular el Índice de Masa Corporal (IMC). Por una vez y sin que sirva de precedente, voy a dar un dato técnico, ya que mi intención no es dar aquí clases de dietética. Pero como considero interesante el dato, allá va:
El índice de masa corporal se calcula dividiendo el peso (expresado en kilos con decimales) entre el cuadrado de la altura (en metros, con dos decimales). Es decir:

IMC = Peso en Kg / Talla en m (al cuadrado).

Según el resultado de la operación, podemos considerar:
- peso normal: IMC entre 20 y 25.
- sobrepeso: de 25 a 30 (en general es un exceso de peso no excesivamente problemático, aunque es aconsejable evitarlo).
- obesidad: más de 30 (hablamos ya de enfermedad por exceso de peso. Siempre debe tratarla un médico).
- obesidad mórbida: más de 40 (Problema grave. Su tratamiento es imprescindible).
- delgadez: menos de 20.
Si hacemos cuentas, comprobaremos que el margen de peso para un IMC de 20 a 25 puede oscilar en un ratio de unos diez o doce kilos entre lo máximo y lo mínimo considerado como normal. Aquí influirían otros factores que no se tienen en cuenta en la fórmula, como pueden ser la constitución ósea o la edad.
Una vez que estamos dentro de lo que consideramos peso normal, el bajar unos kilos más o menos (siempre que nos movamos dentro de ese margen) va a ser más una cuestión de estética que de salud.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta que no siempre un exceso de peso es consecuencia de un exceso de grasa. Un exceso de masa muscular (como es el caso de los culturistas) o un edema por retención de líquidos también pueden dar en la báscula un exceso de peso que no podemos considerar obesidad. Si pesáramos al Arnold Schwarzeneger de sus tiempos mozos, posiblemente rondaría el IMC correspondiente a la obesidad pero ¿quién en su sano juicio se atrevería a llamar obeso a semejante amasijo de músculos? Yo no, desde luego.
De todos modos, en muchas ocasiones no debemos obcecarnos en intentar alcanzar el peso normal a costa de un esfuerzo sobrehumano y sería más sensato buscar el peso habitual o peso cómodo, es decir, aquel en el que nos hemos mantenido durante bastante tiempo antes de engordar y con el que nos encontrábamos francamente bien.


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