sábado, 26 de septiembre de 2009

sin palabras

Es increíble la cantidad de cosas que se pueden decir sin decir ni pío.
Un gesto, una mueca, una postura, una actitud corporal, un silencio… pueden ser mucho más expresivos que cualquier palabra.
El lenguaje corporal, el facial y el gestual, son también formas de lenguaje, lo mismo que el lenguaje hablado o escrito, e igual que el lenguaje hablado, hay que saber manejarlos con su ritmo, cadencia, entonación, etc.
Si aprendemos a manejar y combinar los distintos tipos de lenguaje, tendremos menos problemas al comunicarnos con los demás y podremos transmitir mejor el mensaje que queramos hacer llegar a nuestro interlocutor. Incluso podremos ser capaces de transmitir sentimientos y emociones…
¿y a qué viene todo esto? Pues todo esto viene a consecuencia de que ayer estuve viendo en el teatro la obra Garrick, del grupo El tricicle. Son unos verdaderos maestros del gesto y de la mueca y consiguen, sin palabras, transformar en parodia cómica situaciones de la vida cotidiana, lo que demuestra que también son grandes observadores de lo que ocurre a su alrededor.
Y si para muchos de nosotros ya es difícil hacernos entender con o sin palabras, ellos consiguen algo mucho más difícil: hacer reír… y sin palabras.
Hora y media de risas y sonrisas. Hora y media que se pasa volando. Miras el reloj y preguntas ¿ya?
Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo cuando estás a gusto y lo estás pasando bien.
Del final de la obra, un detalle: Los tres actores se colocaron junto a las puertas de salida del teatro y fueron despidiendo y agradeciendo uno a uno, con una sonrisa y un apretón de manos (sin miedo a la gripe A) a todos los espectadores.
Y de la obra, un par de frases de la voz en off que servía de hilo conductor a los gags de los cómicos:
- Todo el mundo sonríe en el mismo idioma
- Quien sea capaz de reírse de si mismo, siempre tendrá motivo de diversión

viernes, 18 de septiembre de 2009

cómo llegar a viejo

Buscando en el baúl de los recuerdos, ya lo decía Karina, cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Volver la vista atrás es bueno a veces. Mirar hacia adelante es vivir sin temor...

Bueno, pues eso, buscando en el baúl de los recuerdos, he encontrando esta décima. Lo que no tengo muy claro es a quién atribuírsela, pues pensaba que había sido escrita en el siglo XIX por el dr. José de Letamendi, pero por otro lado he encontrado la referencia de que es una décima salernitana escrita en la Universidad de Medicina de Padua allá por el siglo XII. Al final, casi que me da lo mismo, pues no quiero hacer una tesis sobre el origen de la misma. El caso es que de una manera o de otra está escrita hace ya unos pocos años pero sigue estando de plena actualidad. En ella se recogen consejos para una vida sana:

Vida honesta y ordenada,
usar de pocos remedios
y poner todos los medios
en no alterarse por nada.
La comida, moderada,
no tener nunca aprensión,
ejercicio y diversión,
salir al campo algún rato,
poco encierro, mucho trato
y continua ocupación.

Ahí queda eso. Disfrutadlo y meditad sobre ello (si queréis, claro)

lunes, 14 de septiembre de 2009

receta 13: ENSALADA TIBIA DE PERA Y RAPE

Hola. No, no me había olvidado de vosotros, no. Solo he estado unos días retirado del mundanal ruido y siguiendo por la acertada senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido...

El caso es que ya estoy otra vez aquí y para abrir boca, os traigo una receta de

ENSALADA TIBIA DE PERA Y RAPE
Ingredientes aproximados para cuatro comensales: 2 peras grandes, 2 rodajas de rape gruesas, 1 zanahoria, 1 cebolla, 1 ramito de apio, 1 palito de canela, 100 ml (1/2 vaso) de vino blanco, 3 cucharadas de nata para cocinar, 2 de aceite de oliva y 1 de vinagre de jerez.
hojas de lechuga, sal y pimienta.


¡Hala! vamos a cocinar:
Limpiamos las hojas de lechuga, las cortamos en trocitos y las reservamos.


Rehogamos en muy poco aceite la cebolla, la zanahoria y el apio picados. Cuando esté muy tierno, añadimos el pescado cortado en dados y lo rehogamos todo junto unos minutos más; sazonarlo con sal y pimienta.
Por otra parte, pelamos las peras, las cortarmos en dados y las cocemos con el vino y la canela; retiramos las peras y agregamos al caldo la nata y lo dejamos reducir unos minutos. Ya fuera del fuego, añadimos el aceite, el vinagre y un poco de sal y pimienta y así ya tenemos la salsa del aliño.
Mezclamos la pera con el pescado y las verduras y lo servimos sobre las hojas de lechuga cubierto con la salsa.

¿A que tiene buena pinta? Pues mejor sabrá.


martes, 1 de septiembre de 2009

¿cuántos kilos he de perder?

¿Cuántos kilos tengo que perder? Preguntan muchas personas.
¿Y qué más da? Les contesto.
A ver si nos entendemos. No quiero decir que no tengamos que tener un peso “meta”, pero tampoco debemos hacer de ello una obsesión.
Lo que está claro es que si hemos decidido perder peso es porque el que tenemos actualmente “no nos sirve”.
Por tanto, creo que no sería un error de planteamiento el de “kilo que pierdo, kilo que no tengo”, de manera que, aunque no perdamos todo el peso que nos sobra, si conseguimos quitar una parte de ese exceso y lo mantenemos en el tiempo, siempre será menor problema que el peso inicial, por lo que siempre habremos conseguido algo positivo.


Pongamos por ejemplo una persona que pese 115 kilos y cuyo peso normal según lo que ya hemos explicado del Índice de Masa Corporal sea 70 – 80 kilos. Esto implicaría un exceso de peso teórico de 35 kilos. Si esta persona comienza un tratamiento para adelgazar y consigue perder 20 kilos, pesará 95, lo que se traduciría en un exceso de peso de 15 kilos.
Desde luego, no es lo mismo en cuanto a exceso y, por consiguiente, tampoco será lo mismo en cuanto a las repercusiones de ese exceso de peso sobre la salud (y, por qué no decirlo, sobre el aspecto estético) de esa persona.
Si, aunque abandone el tratamiento, posteriormente mantiene el peso que ha conseguido, la próxima vez que se encuentre decidido a volver a intentar adelgazar, tendrá más fácil conseguir llegar a su peso meta.
En conclusión. ¿qué más da cuantos kilos tenga que perder? El peso que tiene ahora es excesivo y cualquier pérdida, por pequeña que sea, ha de ser bienvenida y deberá intentar mantener el nuevo peso, ya que, aunque excesivo, será más próximo a “lo normal” que el peso inicial.

Y volvemos a comprobar que una actitud positiva en nuestros planteamientos mentales sigue siendo de gran importancia, como en todos los demás, en este tema de la pérdida de peso.