jueves, 23 de diciembre de 2010

feliz navidad

Recordamos estos días
el nacimiento en Belén
de un niño que fue un gran hombre
pero que era Dios también.

En un portal solitario,
entre la burra y el buey,
parió la Virgen María
delante de San José.

Los ángeles anunciaron
a toda gente de bien
que por fin había nacido
el Mesías de Israel.

Y a adorarle todos fueron
hasta el portal de Belén
con sus humildes regalos:
un cordero, leche o miel.

Y hasta en el lejano Oriente
también se llegó a saber
y los tres Magos partieron
para adorarle también.

Y le ofrecieron al niño
oro por ser Soberano,
incienso porque era Dios
y mirra como a un humano.

Hoy en día celebramos
las Fiestas de Navidad
como otra fiesta cualquiera
en que no hay que trabajar

pero pocos la tomamos,
y es la triste realidad,
como cosa un poco nuestra:
Fiesta de la Cristiandad.
(Logroño, 20-XII-1979)

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