domingo, 30 de septiembre de 2012

con qué comemos más?

Seguro que en más de una ocasión hemos dicho u oído que un alimento engorda más o menos que otro.
Pues bien, cuando comparamos la energía (Calorías o Kcal.)  que aporta un determinado alimento en relación a otro, siempre lo hacemos a igualdad de peso.
En general, las tablas de composición de alimentos van referidas a raciones de 100 grs. de esos alimentos.
Por tanto, cuando decimos que un alimento engorda más o menos que otro, queremos decir que 100 grs. del primero aportan más o menos calorías que 100 grs. del segundo.
De esta manera podemos decir que, por ejemplo, 100 grs. de ternera (175 Kcal. aproximadamente) engordan más que 100 grs. de manzana (unas 50 Kcal.), pero si de ternera comemos 100 grs. y de manzanas 1 Kg... pues entonces resulta que engordan más las manzanas que la ternera.
Sabiendo esto, y fijándonos un poco, podemos darnos cuenta de algunos errores muy comunes, como por ejemplo creer que el pan tostado engorda menos que el pan fresco. Pues bien, si tenemos en cuenta que para obtener 100 grs. de pan tostado necesitamos más de 100 grs. de pan fresco (ya que al tostarlo lo que hacemos es evaporar el agua, que es lo único que no tiene calorías del pan), veremos en las tablas de calorías que mientras 100 grs. de pan de trigo blanco aportan a nuestra dieta 250-260 Kcal., la misma cantidad de pan tostado nos proporciona unas 370 Kcal. (si bien es cierto que muy probablemente comamos menos cantidad de pan tostado que de pan fresco).
Otra cosa que influye mucho en el aporte calórico final de un plato es su forma de preparación y de esto tenemos un ejemplo muy claro en las patatas: Mientras que 100 grs. de patatas cocidas aportan 90-100 Kcal., 100 grs. de patatas asadas unas 150 Kcal., fritas en sartén de 250 a 400 (cuanto más finas las cortemos más calorías aportan porque tienen más superficie de contacto con el aceite) y fritas "de bolsa" (chips) casi 600.
Por todos estos motivos (y alguno más, claro) cuando los médicos y los dietistas hablamos de comer más o menos, nos referimos a más o menos cantidad de calorías, no a la cantidad de comida en el plato. Y para entender bien las cosas, lo mejor es un ejemplo:
Las mismas calorías que aporta una palmera de chocolate de unos 70 grs. (unas 350 Kcal) las conseguimos si tomamos un café con 150 ml. de leche desnatada y sacarina (80 Kcal,) más una macedonia hecha con un kiwi, una mandarina y 3 fresas (80 Kcal) más 2 biscottes integrales (100 Kcal.) con 25 grs. de jamón serrano (100 Kcal.).
¿Con qué comemos más, con la palmera o con todo lo demás junto?


lunes, 10 de septiembre de 2012

la mochila

Suele suceder que cuando una persona pierde una cierta cantidad de kilos, pierde al mismo tiempo la noción de cómo estaba antes de comenzar la dieta. Es entonces cuando le recomiendo buscar una referencia.

Suelo indicar a mis pacientes que no se deshagan de toda la ropa que utilizaban a inicio del tratamiento, que guarden al menos una prenda (a poder ser un pantalón o una falda que no tengan la cintura de goma) y que periódicamente se lo pongan delante del espejo y que piensen “esto lo llenaba yo antes”.
Ni qué decir tiene que echar mano de los documentos gráficos (fotografía y películas de vídeo) también nos sirve de referencia para  ver el “antes” y el “después”.
Pero si quereis una prueba “de peso”, haced lo siguiente: Cojed una mochila y llenadla de tantos kilos de patatas (o de piedras) como kilos hayais perdido hasta este momento, colocaros la mochila en los hombros y, durante media hora, haced vuestras actividades habituales. Vereis como se nota la diferencia.
Cierto es, me podreis decir,  que no es lo mismo llevar veinte kilos (por poner un ejemplo) colgados a la espalda que repartidos por todo el cuerpo, pero no deja de ser igual de cierto que no es lo mismo llevar veinte kilos durante media hora que  durante las 24 horas del día. Pensad que caminais con la mochila, os sentais con la mochila, trabajais con la mochila, os acostais con la mochila, os dais vueltas en la cama con la mochila y os levantais con la mochila.
Lo que pasa es que cuando engordamos vamos echando de una en una las patatas a la mochila y eso hace que, poco a poco, nos vayamos acostumbrando a movernos con el nuevo peso.
Si cuando engordamos nos pusieran encima “de golpe” todos los kilos que vamos a llegar a pesar de más, otro gallo cantaría.
Incluso me atrevería a aventurar que no habría tantas personas con sobrepeso. ¿No os parece?