domingo, 28 de febrero de 2016

mantenimiento

Un tratamiento de adelgazamiento no consiste simplemente en perder peso, sino en efectuar cambios en nuestros hábitos de alimentación para que, una vez alcanzado el peso deseado, nos sea más fácil mantenerlo en el tiempo.
Por eso, tan importante o más que adelgazar es mantener el peso perdido.
No hay, o al menos yo no la conozco, una dieta concreta de mantenimiento que nos asegure no volver a engordar.
No se debe pasar de la noche a la mañana de hacer una dieta de adelgazamiento a no hacerla en absoluto. Si hacemos esto, tenemos casi asegurado el rebote con la consiguiente recuperación de los kilos perdidos, ya que tenemos a nuestro organismo sometido a una situación de “hambre” voluntaria ante la que intenta protegerse aprovechando al máximo la comida ingerida, exactamente igual que lo haría si tuviera que adaptarse a una situación de “Hambre” por falta de alimento.
Si en esta situación ingerimos una cantidad de comida francamente superior, el organismo también intentará aprovecharla al máximo como mecanismo de defensa “porque no sabe lo que le va a venir mañana”.
Para evitar que esto suceda, hemos de pasar paulatinamente de una dieta de adelgazamiento a una dieta “normal”, es decir, a una dieta variada y completa pero no restrictiva.
Es, como si dijéramos, un tratamiento de deshabituación de la dieta de adelgazamiento con la cual nuestro organismo se ha acostumbrado a funcionar y a la que ha ajustado de una manera u otra su balance de ingresos y gastos.
Personalmente creo que es más fácil mantenerse en un peso más o menos estable que adelgazar, ya que para perder peso hay que hacer una dieta restrictiva, es decir, comer menos de lo que se necesita para llevar a cabo nuestra actividad diaria y así tener que sacar de la “despensa”, mientras que para mantenerse hay que comer con cuidado, sin bajar la guardia, pero sin restricciones.
Aquí es donde encaja una de mis frases favoritas: “hay que comer de todo, pero no hay que comérselo todo”.
Por lo único (que no es poco) por lo que podemos considerar más difícil mantener el peso que perderlo es por el plazo de tiempo que nos planteamos. A ver si me explico: Cuando queremos perder peso nos planteamos conseguirlo en un periodo de tiempo más o menos concreto, por ejemplo, “tengo que perder 15 kilos en un año”. Pero cuando queremos mantener el peso que hemos conseguido no nos planteamos “tengo que mantenerlo durante un año”, sino que el planteamiento es a mucho más largo plazo (para siempre) y aquí es donde radica la verdadera dificultad del mantenimiento, ya que en un período largo de tiempo van a aparecer muchos más contratiempos que dificulten alcanzar nuestros objetivos. Y esto también lo tenemos que tener en cuenta.